«La verdad es que ser stripper me pareció liberador. ¿Quién lo hubiera dicho? Me permitió despojarme de inhibiciones sexuales; me proporcionó un enorme grupo de amigas fuertes, inteligentes, radicales, abiertas y muy divertidas; me proporcionó unos ingresos decentes que me permitieron ser independiente, me ayudaron con mis estudios universitarios y me ofrecieron una tremenda oportunidad creativa que se ha traducido en toda una vida de reconocimiento artístico positivo y, finalmente, en este mismo libro.»
El proyecto fue fotografiado a principios de los 90, cuando Cammie Toloui trabajaba como stripper en el Lusty Lady Theater de San Francisco para financiar su carrera de fotoperiodismo en la Universidad Estatal de San Francisco.
A los clientes que pagaban por contemplar su cuerpo desnudo y verla realizar actos sexuales sobre sí misma se les ofrecía un descuento si consentían ser fotografiados. La serie resultante de fotografías en blanco y negro, barrocas en su dramática iluminación, están libres de prejuicios. Por el contrario, están impregnadas de un profundo sentido de la curiosidad y la comprensión, y cada fotografía revela un amplio espectro de la sexualidad, los fetiches y los aspectos a menudo privados de la masculinidad.
Hoy en día, la serie conserva una urgencia y una importancia profundamente poderosas por el modo en que Cammie Toloui tomó el control de la mirada masculina y la invirtió, volviéndola contra sí misma, en una época en la que la mirada masculina era una fuerza dominante en la vida cotidiana, tanto cultural como socialmente.
16,5 x 24 cm
144 páginas
Tapa dura