El artista multimedia TR Ericsson reimagina fotografías familiares personales en su conmovedor libro Nicotine. Para crear las obras, Ericsson emplea un proceso único que consiste en pasar nicotina a través de una serigrafía de semitono, lo que produce una impresión fantasmal de una imagen. Las impresiones resultantes tratan tanto de la inquietante presencia del pasado manifestada en las fotografías como de la naturaleza efímera de la memoria.
Sue, la madre de Ericsson, fumadora de toda la vida, solía quedarse hasta altas horas de la noche en la mesa del comedor, cigarrillo en mano. Tras su muerte por suicidio en 2003, Ericsson se enfrentó a la tarea de limpiar su casa y sus paredes manchadas de nicotina. Esta experiencia sirvió de catalizador para la creación de las obras de nicotina. Mientras raspaba el papel pintado, Ericsson no sólo pensaba en las manchas, sino en su madre, sola, despierta toda la noche, rumiando su pasado.
Nicotine es una oda a la vida de la madre de Ericsson y una meditación sobre las impresiones que quedan cuando una vida se acaba. Al transformar instantáneas aparentemente banales en formas recién concebidas, Ericsson recontextualiza las imágenes, las eleva y preserva las nuevas narrativas que portan, historias que de otro modo quedarían enterradas con el difunto.
Nicotine adopta la forma de un extraño y excéntrico álbum familiar. Su cubierta está encuadernada en una lujosa tela de ante color tabaco que evoca las cortinas de los interiores de otra época. Es un monumento físico que captura la esencia desvanecida de una vida vivida en otro tiempo. Con reminiscencias de un catálogo científico del siglo XIX, cada una de las veintiséis imágenes está pegada individualmente en las páginas del libro, en referencia a la meticulosa atención que se presta a un álbum de recortes familiar.
El proceso de quemar estas imágenes con los mismos productos químicos que contribuyeron al deterioro de la salud de su madre transforma el libro en un recipiente sagrado que invoca una sesión de espiritismo, un retablo y un acto ritual de recuerdo. Los tonos de las impresiones manchadas de nicotina varían, recordándonos que cada impresión es un acto de interpretación y un registro físico único del tiempo. Aquí se invierten las cualidades de impresión fugitiva de las fotografías: en lugar de desvanecerse, la imagen se materializa, resurgiendo de las cenizas para ser recordada.
Impreso en una edición limitada de 500 ejemplares, cada libro está numerado a mano, firmado y cuenta con un toque personal final: cada uno se quema con un cigarrillo encendido, haciendo de cada libro un homenaje singular a lo efímero de la vida.
Folio encuadernado en cartoné
50 páginas, 26 láminas en color, encuadernadas a mano
254 x 330 mm
Firmado, numerado y quemado