A MIRADA ACESA · Din Matamoro
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“Pinto con luz natural, una luz que se desplaza y cambia. Mi obra pictórica también lo hace, se transforma delante de quien la contempla.

Hace tiempo que comencé desde el blanco, del despertar de la luz, del color, para alcanzar lo inmaterial. Al principio descarté la materia, me quedé quieto ante la pantalla y con el tiempo me di cuenta de que no hay más satisfacción en el resultado que pintar con pintura y su espesor. La pintura siempre da seguridad en todos los sentidos. Pintar es un acto físico, una batalla con la materia, en un soporte que debe ser transformado para que surjan con naturalidad las imágenes. Es construir una piel encima del entramado del lienzo.

Con el paso del tiempo trabajado, apareció el color, formas sintetizadas en la obra. Pero mi intención era que los cuadros fuesen etéreos como el olvido. Así que fui descubriendo que surgían cambios en mi percepción ante las obras, en la intensidad cromática, había vida en ellas mientras las observaba.

Desde el interior de la pintura, la luz y el color se movían en la retina con su inmaterialidad o evanescencia. Esta sensación la veía a veces, cuando llegaba al estudio descuidado y percibía que esos cuadros que había terminado cambiaban de tal manera que los veía como si fuese la primera vez. En la sala de exposiciones a veces no reconocía algunas de mis pinturas, era como si se hubiesen vestido para la ocasión, mi cerebro tenía que volver a comprender, las piezas exigían que me parase ante ellas para que se mostrasen ante mí.

Estas pinturas que presento piden que el espectador se detenga a contemplarlas y es entonces, cuando en su cerebro se producen los cambios necesarios para percibirlas.

Trabajo con colores luminosos en expansión, con una misma gama cromática y generalmente cálidos, sin límites, ni líneas, ni pinceladas o gestos. Extensiones difusas que hacen flotar el color en espacios que parecen blancos, pero no lo son. Los colores se alimentan de la mirada del espectador, que descubre matices que no existen, o que están ocultos y salen a su encuentro, es como si el que mira completase la obra. Podemos decir que son pinturas vivas, no están congeladas en el tiempo, como un gesto, una pincelada corta o larga que termina en algún lugar del cuadro, o una representación estática, abstracta o figurativa.

Por otra parte, está el dibujo. Para mí es una herramienta fundamental, el dibujo está en la mente, en la mirada de los días, en los papeles, en los cuadernos, en los libros que me sirven como un ejercicio pictórico de pinceladas, una obsesión para no perder la agilidad de la mano, el juego y la sorpresa, o como investigación para posibles cambios en la representación. Dibujo todos los días con la mirada y la mano, con el giro de la muñeca, a través de lo cotidiano.

Utilizo la línea curva y ella me devuelve imágenes vividas. Observo la rama de invierno, el sendero que dibuja, el horizonte y la ola, la nube y el árbol, los animales o el cuerpo humano. Me sorprendo en la rutina de la cocina, al pelar un ajo, una cebolla, una patata…, al cocinar un huevo. Mi cerebro reconoce formas o perfiles azarosos que me devuelven al dibujo y registro a través de la fotografía.

Una constante en mi vida es el olvido y la incertidumbre que provoca. Con la obra Mitad de la Memoria quise reflejar esta idea. Una pieza obsesiva y eterna que presento a través de veintiún tomos de una enciclopedia. Compendio del conocimiento, de la memoria colectiva en la que borré parte de la información a través de mi lenguaje, cambiando una información prosaica por otra etérea, de espacio, de olvido, de incertidumbre futura; en algunas páginas el ser humano aparece como una huella, o pasajero de la memoria.

Además de la obra pictórica, hay también papeles y dibujos, otros libros de ejercicios de memoria y olvido, síntesis y libertad en proceso siempre a lo largo de estos años.”

- Din Matamoro.

Catálogo de la exposición "A mirada acesa" (La mirada encendida) que tuvo lugar en el MARCO entre el 4 de junio 2021 y el 9 enero 2022, comisariada por Miguel Fernández-Cid y Pilar Souto Soto.

Páginas: 190
Formato: Tapa dura
Dimensiones: 22 x 28 cm
Idioma: Galego / Castellano / Inglés