El arte nos acerca a distintos modos de entender la belleza, nos provoca disfrute y conocimiento, pero también pregunta, opina y denuncia. El artista analiza sus pensamientos, ideas y emociones desde su trabajo: es su manera de entender lo que ocurre en su entorno, incluso en su interior. Plantear las decisiones desde los parámetros del arte se convierte así en una necesidad, en una urgencia.
Andrea Costas Lago (Vigo, 1978) se da a conocer trabajando sobre su identidad como artista y mujer; sobre la relación con (y la presencia de) los otros en cada uno de nosotros; sobre la recuperación de imágenes (personas, recuerdos) que nos definen. Sin prodigarse en proyectos públicos y exposiciones, realiza una obra densa y casi oculta, que cuando muestra percibimos plena de rumores y conexiones.
'Desapego' es un proyecto singular. Su origen está en el momento en el que la artista decide ser madre, en 2008. Desde entonces, y en especial con el nacimiento de sus hijos, mellizos, vive con intensidad un período nuevo, que absorbe atención y energía. Lo señala: “Este período de revolución existencial me ha llevado a tomar conciencia de la importancia del tema de la maternidad, de su potencial como motor de evolución personal, social y, sobre todo, de la importancia del arte como transmisor de la visión en primera persona de los temas que atañen directamente a este sector de la población tan poco representado –fuera de convencionalismos e idealizaciones– en la sociedad y en el arte”.
Analiza la experiencia desde su condición de artista, anota situaciones, recuerdos, detiene instantes; no oculta las búsquedas, las dudas, el proceso. Y tiene claro que toda decisión plantea interrogantes e implica consecuencias, tanto en la vida como en el arte.
Gestos detenidos, imágenes delatoras con las que defiende su condición de artista y mujer, de artista y madre, la relación con sus hijos, con su entorno, con su familia. No busca el relato feliz sino sincero, desnudo, y deja ver cómo felicidad y sufrimiento están muy próximos y conforman la vida, lo cotidiano. Sin evocar, con un lenguaje directo, vencido el pudor de mostrarse, sin adornos, sin maquillar la realidad. Analiza cada situación, cada paso, cada pensamiento e intenta recordar su recorrido, ser fiel al proceso, a los actos, a lo vivido. El soporte, formato o dimensión de cada obra lo decide la situación: el relato conciso en vídeo, fotografías que sintetizan una acción, una serie que la describe, un objeto simbólico, un mural que se expande y deja ver las claves de un pensamiento, el sentido de una actitud.
- Miguel Fernández-Cid / Pilar Souto Soto, comisarios de la exposición.
Páginas: 102
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Formato: 24 x 16.7 cm
Textos: Español / Galego
