"El proyecto que Bosco Caride presenta en el MARCO de Vigo significa un cambio de orientación con respecto a sus primeros trabajos al mismo tiempo que la culminación de unos intereses que han alumbrado toda su trayectoria. Se trata de una obra basada en los matices de color, pero que expresa también contenidos profundos, que se entiende como un espacio de meditación, lo que la vincula a toda una tradición contemporánea que va del romanticismo a los monocromos de Mark Rothko.
Desde sus inicios, el trabajo de Bosco Caride ha sabido conciliar en una fecunda síntesis dualidades o contrarios. Binomios que la historia del arte ha tratado habitualmente como incompatibles o enfrentados: fotografía/pintura, forma/contenido, belleza/siniestro, representación/abstracción..." — Jaume Vidal Oliveras, comisario de la exposición.
La exposición de Bosco Caride gira en torno a un solo y único motivo: estados atmosféricos o gaseosos (nubes, humo, vapores...) que se presentan sin ninguna referencia espacial o contexto. Para el artista, este tema es una afirmación de la pintura y se relaciona con la gran tradición del paisaje. Turner, Constable, por citar a los pioneros, que al igual que generaciones posteriores y los impresionistas, se inspiraron en las nubes y descubrieron en ellas una dimensión plástica. En efecto, Bosco Caride trabaja cuidadosamente estos ‘estados atmosféricos o gaseosos’ en tanto que composición, veladuras, color... al fin y al cabo, como especulación formal o pictórica, que es uno de los aspectos más sobresalientes de su obra.
Sin embargo, el título de la exposición, Indicios, literalmente “señal de algo”, “índice”, introduce la idea de “algo” más que un mero formalismo o una expresión abstracta. Este algo no es visible y está oculto en el cuadro —o fuera de él—, pero es la causa real del “humo”, que no es otra que la explosión, el drama, el conflicto, la contaminación... En definitiva, existe una dimensión simbólica, acaso política, que da sentido y sobrevuela la obra de Bosco Caride.
La de Caride es una obra abierta que posee muchos niveles de lectura porque sus “efectos atmosféricos o gaseosos”, como la noche o las nieblas del norte para los románticos, no son una ausencia, sino una producción de sentido: es el mundo de la sugerencia o la llave de la imaginación. Pero sobre todo, por esta misma razón, Bosco Caride responde a la idea del arte como contemplación. Él se identifica con una tradición contemporánea que, aunque con diferentes sensibilidades, entiende la pintura como reflexión, un espacio de silencio, un diálogo cara a cara con la obra de arte.
Páginas: 208
Encuadernación: Tapa blanda
Formato: 20,5 x 24,5 cm
Textos: Galego / Español / Inglés